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CarlosCrónica domingo 17 febrero 2008
Algo debió de ocurrir para que este domingo a las 9:30 estuviese todo el mundo puntual para la salida. Se ve que nadie quería perderse la nueva ruta bautizada como “Ruta Bernabé” que nuestro buen amigo había enseñado a parte del grupo semanas atrás. Un total de 10 bikers salimos a hacer una ruta que en su mayor parte trascurría por caminos estrechos y bosque. En ocasiones el camino estrecho lindaba con muros a ambos lados lo que hacia todavía más difícil pedalear.
El ritmo, superior al habitual, y las paradas, más cortas, hizo que el grupo se estirase de tal manera que temiésemos perder a algún integrante como ocurrió pasado el ecuador de la ruta con nuestro amigo Luis.
La parada habitual para comer beber y charlar fue en el lugar habitual del mirador del Monte dos Pozos. Allí se hicieron las fotos y payasadas de rigor antes de continuar camino hacia el mítico Fragoselo al que llegamos todos menos Luis al cual intentó encontrar la expedición formada por Iñigo y Victor sin éxito. Los siete restantes llegamos al alto y recibimos el premio final, bajadón con subidón de adrenalina. La primera mitad de la bajada fue por sitios desconocidos para la mayoría de nosotros, no así la segunda que ya conocíamos aunque en sentido de subida.
Finalmente a Luis lo encontramos al día siguiente quejándose de la dureza del recorrido y contando historias de un paisano que tenía problemas con un burro, pero que no se atrevió a ayudarle ya que hubiese parecido a una escena del “Superhéroe americano”.
Algo debió de ocurrir para que este domingo a las 9:30 estuviese todo el mundo puntual para la salida. Se ve que nadie quería perderse la nueva ruta bautizada como “Ruta Bernabé” que nuestro buen amigo había enseñado a parte del grupo semanas atrás. Un total de 10 bikers salimos a hacer una ruta que en su mayor parte trascurría por caminos estrechos y bosque. En ocasiones el camino estrecho lindaba con muros a ambos lados lo que hacia todavía más difícil pedalear.
El ritmo, superior al habitual, y las paradas, más cortas, hizo que el grupo se estirase de tal manera que temiésemos perder a algún integrante como ocurrió pasado el ecuador de la ruta con nuestro amigo Luis.
La parada habitual para comer beber y charlar fue en el lugar habitual del mirador del Monte dos Pozos. Allí se hicieron las fotos y payasadas de rigor antes de continuar camino hacia el mítico Fragoselo al que llegamos todos menos Luis al cual intentó encontrar la expedición formada por Iñigo y Victor sin éxito. Los siete restantes llegamos al alto y recibimos el premio final, bajadón con subidón de adrenalina. La primera mitad de la bajada fue por sitios desconocidos para la mayoría de nosotros, no así la segunda que ya conocíamos aunque en sentido de subida.
Finalmente a Luis lo encontramos al día siguiente quejándose de la dureza del recorrido y contando historias de un paisano que tenía problemas con un burro, pero que no se atrevió a ayudarle ya que hubiese parecido a una escena del “Superhéroe americano”.
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